Las televisiones nos tienen acostumbrados a los espacios dedicados a la publicidad y somos conscientes de su importancia y necesidad, pero en los últimos tiempos están “copiando” de Internet una práctica que para la mayoría de nosotros resulta molesta y que incluso nos hace cambiar de canal de manera impulsiva. Es el spam televisivo.
Seguramente toda comparación nunca sobra, pero si comparamos el cuidado de las antiguas emisiones, podemos poner por ejemplo a las películas. Siempre se han cortado y varias veces a lo largo de su proyección para emitir anuncios, pero buscaban una pausa que los montadores les señalaban para no estropear una continuidad en la escena. Hoy en día es escandaloso: a mitad de una palabra cortan, cuando faltan 30 segundos para el final, te largan 6 minutos de publicidad, o estropean la visión de la pantalla con carteles enormes de anuncios para programas de estreno. Una vergüenza.
El colmo vino con las emisiones deportivas. Tuvo que intervenir el Congreso para evitar los anuncios intercalados en plena retransmisión de los partidos. ¿Os imagináis que a punto de chutar a gol el delantero, intercalaran un anuncio? Pues eso querían las televisiones.
Los anuncios son una parte importantísima para la financiación de las televisiones, siendo las privadas las más necesitadas, así que en los programas más vistos, el “bombardeo” de spam será cada vez mayor. ¿Y los informativos? ¡Qué vergüenza ver a tan serios informadores haciendo publicidad de un champú!
Habrá que acostumbrarse a los nuevos métodos, pero recemos para que estos sean respetuosos con el teleespectador y menos invasivos. Si no estoy equivocado, existen algunos canales que emiten sólo publicidad, es una buena iniciativa para los amantes del spam publicitario. Por cierto, en estos canales de publicidad exclusivamente, ¿se considerará spam dar alguna noticia importante o retransmitir los 5 últimos minutos de una final deportiva?
